El virus ha llegado a la sociedad occidental y con ello, todas las medidas y planes de contingencia que están llevando a cabo los diferentes gobiernos de Europa. Todo ello está causando un impacto en la economía impredecible en el tiempo y en su intensidad.
Crisis bursátil
El brote no sólo ha llegado al sistema sanitario: las grandes bolsas mundiales han sufrido el mayor desplome de la historia. El Ibex35 se ha desplomado en lo que va de año un 33%, la Bolsa de Londres un 28%, el EuroStoxx otro 28% y Wall Street ronda el 20%. El pánico reina en el mercado y el castigo a las empresas turísticas no cesa. Las tecnológicas son las que parecen aguantar el envite: el Nasdaq sólo pierde un 9% (datos extraídos de Bloomberg).
Nos encontramos ante mínimos históricos y ante un momento que recuerda a la crisis del 2008. Fue en ese momento cuando el americano Lehman Brothers quebró y se inició la crisis financiera de las hipotecas subprime.
Crisis económica
Las bolsas se resienten, las valoraciones empresariales se desploman y todos los indicadores nos abocan a una bajada drástica del PIB en todos los países del G20, a un parón de la actividad empresarial sin precedentes.
El sector turístico está totalmente paralizado: las empresas hoteleras y toda la industria aeronáutica se encuentran en caída libre. A ello hay que sumar los estados de alerta en diferentes países de Europa (de momento ya son 4: Bélgica, Francia, Italia y España) que han hecho que todos los sectores pongan el freno.
China, la principal fábrica del mundo y el foco inicial del coronavirus, tiene paralizada su producción y las plantas europeas están paralizadas -en algunos casos cerradas- por falta de suministro. El BCE ya baraja que la caída del PIB europeo será del 5% para 2020.
Crisis social
Con la declaración del estado de alarma sólo pueden quedar abiertos al público establecimientos de primera necesidad. Esto ha hecho que millones de negocios estén forzados a cerrar la persiana y a parar su actividad.
Miles y miles de trabajadores se verán afectados por Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), lo que a la práctica es como un despido para volver a ser readmitido: en este caso, los trabajadores no cobrarán su salario.
Si la situación se prolonga muchas empresas se verán abocadas definitivamente al cierre y a la destrucción de miles y miles de puestos de trabajo. Incluso hay voces del gobierno que hablan de más de un millón de parados.
Medidas de respuesta
El martes pasado el Gobierno de Pedro Sánchez anunció la movilización de 200.000 millones de euros para rescatar a la economía española. El plan contempla dotar de liquidez a las empresas, facilitar los ajustes temporales del empleo y ayudar a las familias más perjudicadas por la crisis. Se trata de “la mayor movilización de recursos económicos de la historia reciente de España”.
La medida que reunirá más recursos es la del aumento de la liquidez para las empresas. Se llevará a cabo a través de una línea de avales públicos por importe de unos 100.000 millones de euros.
Para los autónomos y afectados que se vean obligados a hacer un ERTE por fuerza mayor vinculado al Covid-19 están libres de abonar el pago de las cuotas a la Seguridad Social de su plantilla. El resto de compañías –con 50 trabajadores o más– deberán pagar el 25% de las cotizaciones. Además, todos los trabajadores afectados por un ERTE por coronavirus, tendrán derecho a la prestación por desempleo, aunque no hayan cotizado durante el tiempo suficiente.
¿Cuánto tiempo podremos estar así?
Si bien es cierto que la caída está siendo muy profunda en muy poco tiempo, la salida apunta que también lo será. La situación actual es muy diferente a la de 2008, cuando se colapsó la liquidez del sistema financiero y se deterioró el sistema de pagos.
Podríamos tener una recuperación antes de verano, pero todo ello dependerá de los estímulos de recuperación que presenten los bancos centrales, principalmente el Banco Central Europeo y la FED americana.
Con un virus controlado entre la sociedad y con las medidas de contención del mismo que se están llevando a cabo, el Gobierno estima que en Junio podríamos tener superada esta crisis. Es decir, una vuelta a la normalidad ciudadana y a la senda del crecimiento tal y como veníamos haciendo durante el primer trimestre del año hasta el estallido del brote.
La crisis: una oportunidad
Se trata, como los analistas parecen apuntar, de una crisis con un horizonte final. El sistema financiero no está dañado y se están tomando las medidas necesarias para tenerlo atajado en un breve tiempo.
Por el momento, el estado de alarma derivado y el parón de la actividad empresarial ha llevado a muchos trabajadores a conocer el teletrabajo de verdad, a muchos estudiantes a no perder clase mediante cursos online y a muchos trabajadores a aprender y reciclarse para volver a salir a la calle más preparados que antes.